Nece(si)dades II

¿Recordáis el penúltimo post? Iba sobre las necesidades superfluas ... ¿no?... que sí, si se llamaba igual que éste pero con dos palitos menos... ¿tampoco? ... ¡pero si ha sido el más largo que he escrito hasta ahora!... efectivamente ... ése, nooooo, ¡no huyas! ¡qué éste va a ser corto! ¡lo prometooo! Bueno, es que quería contaros lo que motivó el primero, en realidad era su tema original, pero me enredé y acabé escribiendo otra cosa. A ver si esta vez me centro, son sólo dos cosas, yogures y bragas. ¡joeeeeeee, pero quieres darme una oportunidad!, ¡no cierres el navegador!, si ya he dicho que va a ser corto, y además ya has llegado hasta aquí, !qué te cuesta leer un poco más!, anda, que si te quedas y prometes leer hasta el final, yo te prometo que te quedarán como mucho diez líneas. Lo que motivó el post fue que hará un tiempo anunciaban las bondades del yogur en el que la fruta iba triturada. Actualmente intentan convencernos de lo contrario, a raíz de esto, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, lanzaron los envases de cristal, para que además de masticar la fruta, pudieras verla. Y te preguntarás ¿cómo se me pudo ocurrir ponerme a pensar en estas cosas?, vale ya sé que no te lo preguntas, es más, no te importa, pero has prometido quedarte hasta el final, y ahora eres preso de tus promesas y por tanto de mis palabras. Bueno la cosa es que iba por la calle, mirando escaparates, y vi en una lencería, anunciado como la revelación de la temporada las nuevas bragas efecto tanga. Se agradecerá la colaboración de cualquier publicista que se anime a explicar el nuevo... hum... fenómeno.