Carpeta II

Nunca pienso en Dios,
siento más preocupación por el futuro de nuestro mundo
que por sus brumosos orígenes

Ana María Matute

Las religiones, al igual que lo hiciera el nazismo,
convierten a sus seguidores en un rebaño de fanáticos,
asnos que protegidos por inmensas orejeras, sólo verían en una dirección,
hacia la zanahoria que se les colgaba delante para que no sepan lo que les rodea

Bertrand Russel

¡Y pensar que a los trece años era tremendamente religiosa! (entendemos por tremendamente religiosa que estaba dispuesta a confirmarme, y si me prometían una coca-cola después, no me importaba ir a misa un domingo) pero se me pasó (a los trece y medio).

Cuestión de edad.

Primero los Reyes Magos, luego el Ratoncito Pérez, Papá Noel, y finalmente Dios.
Después dejé de creer en otro montón de cosas, pero son demasiadas para incluirlas todas.

Los deseos de Mairi son órdenes para mí (pero sólo cuando coinciden con mis propios deseos :-p)