Hoy
Hoy, ... y ayer, y mañana.
La casa se me cae encima, y no es sólo por una abuela con demencia senil, que lo único que quiere son besos y huevos fritos.
El hecho, completamente anormal, es que con casi 30 años sigo viviendo en casa de mi madre, con la que dicho sea de paso, soy incompatible. A eso se le añade el estrés que ha supuesto tener en casa aparte de a mi abuela, a un familiar encamado durante meses; con cuñas, visitas, y teléfonos sonando a todas horas. No tener ni algo siquiera parecido a intimidad, y tener que escamotear los ratos de silencio/soledad.
A veces creo que lo de mi abuela es lo de menos. Se oyen sus pasitos sigilosos por el pasillo, se asoma a la puerta de mi cuarto y me pregunta que dónde está madre. Siempre le contesto lo mismo, Abu, ¿quién soy?, "Mi nieta", me responde con la mejor de sus sonrisas. Abu, yo no conocí a tu madre, murió mucho antes de que yo naciera. Ahí hay variantes; o pone cara de incredulidad y llora por su madre muerta hace ya cuarenta años, o la llevo donde esté su hija (mi madre), a la que a veces también ella llama madre.
En ocasiones por las noche, intentando encontrar el baño, entra en mi dormitorio y me pregunta que dónde estamos, y nos vamos de ruta, explicándole bajito quién duerme en cada cuarto.
Por las mañanas me presiente, y se levanta a mi hora. Me pregunta que dónde voy, y que porqué tengo que ir a trabajar si es de noche. Si me he levantado medianamente descansada y voy bien de tiempo, intento razonar con ella. La mayor parte de las veces todo lo que quiero es que aparte su cuerpo torpe, y deje de bloquearme el paso.
Hace dos sábados fui con mi madre a mirar azulejos para mi casa. Había también muebles para el baño, y me encantó uno de ellos. "No me gusta el lavabo, es poco profundo, imagina que quieres lavarte el pelo ahí", dijo mi madre; "¿y para qué voy a querer lavarme el pelo en el lavabo, si me lo lavo al ducharme?" "A veces le lavo el pelo a tu abuela en el lavabo, si compras ese mueble ¿dónde vas a lavármelo tu cuando me haga mayor?" lo dijo en broma (supuestamente) pero faltó poco para que me echara a llorar.
A todo esto yo quería escribir de otra cosa, que incluye un par de ojos burlones, pero creo que no puedo.
La casa se me cae encima, y no es sólo por una abuela con demencia senil, que lo único que quiere son besos y huevos fritos.
El hecho, completamente anormal, es que con casi 30 años sigo viviendo en casa de mi madre, con la que dicho sea de paso, soy incompatible. A eso se le añade el estrés que ha supuesto tener en casa aparte de a mi abuela, a un familiar encamado durante meses; con cuñas, visitas, y teléfonos sonando a todas horas. No tener ni algo siquiera parecido a intimidad, y tener que escamotear los ratos de silencio/soledad.
A veces creo que lo de mi abuela es lo de menos. Se oyen sus pasitos sigilosos por el pasillo, se asoma a la puerta de mi cuarto y me pregunta que dónde está madre. Siempre le contesto lo mismo, Abu, ¿quién soy?, "Mi nieta", me responde con la mejor de sus sonrisas. Abu, yo no conocí a tu madre, murió mucho antes de que yo naciera. Ahí hay variantes; o pone cara de incredulidad y llora por su madre muerta hace ya cuarenta años, o la llevo donde esté su hija (mi madre), a la que a veces también ella llama madre.
En ocasiones por las noche, intentando encontrar el baño, entra en mi dormitorio y me pregunta que dónde estamos, y nos vamos de ruta, explicándole bajito quién duerme en cada cuarto.
Por las mañanas me presiente, y se levanta a mi hora. Me pregunta que dónde voy, y que porqué tengo que ir a trabajar si es de noche. Si me he levantado medianamente descansada y voy bien de tiempo, intento razonar con ella. La mayor parte de las veces todo lo que quiero es que aparte su cuerpo torpe, y deje de bloquearme el paso.
Hace dos sábados fui con mi madre a mirar azulejos para mi casa. Había también muebles para el baño, y me encantó uno de ellos. "No me gusta el lavabo, es poco profundo, imagina que quieres lavarte el pelo ahí", dijo mi madre; "¿y para qué voy a querer lavarme el pelo en el lavabo, si me lo lavo al ducharme?" "A veces le lavo el pelo a tu abuela en el lavabo, si compras ese mueble ¿dónde vas a lavármelo tu cuando me haga mayor?" lo dijo en broma (supuestamente) pero faltó poco para que me echara a llorar.
A todo esto yo quería escribir de otra cosa, que incluye un par de ojos burlones, pero creo que no puedo.
<< Home