Ajuar

A día de hoy, mi "ajuar" consiste en:

• Un juego de vasos de Guinness. Comprados, ¿eh?

• Un juego de sábanas. Un poco feo, pero a fin de cuentas es un regalo.

• Una sandwichera. De lo más útil teniendo en cuenta que hará 15 años que no me como uno en casa, y que prefiero con mucho, una tostada a un sándwich.

• Un juego de posavasos. Afanado para mí, con todo su amor, por Lilith.

Parece ser que necesito al menos cuatro juegos de sábanas, y otros cuatro de toallas. Una aspiradora, una vaporeta, un número indeterminado de vasos/platos/cubiertos y un largo etcétera de cosas que me estuvo calculando Eredia. Mis dos únicas obsesiones hasta ahora eran: la batidora, para prepararme cremitas y gazpacho (lo único que sé cocinar que me guste) y con qué operadora contratar la conexión a internet.

Me da un perezón terrible tener que ponerme a pensar en esas cosas. Me aburre, pero al mismo tiempo no quiero más regalos; soy una maniática. Por ejemplo, odio que los vasos o los platos pesen, y no quiero nada que no sea estrictamente necesario ( a parte de la sanwichera, que qué vamos a hacerle, habrá que cargar con ella, aunque he pensado en convertirla en un objeto de provecho usándola como base para macetas) Además si voy a tener que estar viendo algo durante años, lo mínimo que le pido es que no sea feo (Como le dijo Josefina a Napoleón cuando le conoció).

Mi madre anda encantada de la vida con la idea de que me lleve uno de sus juegos de vajilla, y la verdad es que los tiene bonitos y variados. Quiere encasquetarme uno rosa (jijij rosa jijij y me gusta jijiji), aunque me gusta más el blanco y negro, pero cada plato pesa medio quintal, no sé yo si entrarán bien en el lavavajillas, y además sólo quiero cosas que si se estrellan contra el suelo no me cueste un disgusto. Luego está mi abuela, que dice que, al menos, hay que tener otra vajilla a parte de la de diario. Yo juro, que si eso pasa en mi casa, os invito a un Sirtaki.

Ya me han preguntado un par de veces que qué voy a poner en nosedonde "para decorar". Mi respuesta es siempre la misma; no hay nada que decore tanto como algo útil, y a ser posible que no haya que limpiar y que no ocupe sitio. Así que absolutamente nada (que absurdo, ni que la nada pudiera no ser absoluta) excepto el gatito que me va a pintar Eredia.