Too Cool for Internet Explorer

lunes, octubre 03, 2005

Peluquería

Cada vez que voy a la peluquería reúno dinero y resignación, pero más de lo último. Te preguntan, pero da igual lo que contestes, van a hacerte el corte que les parezca. Ahora mismo acabo de salir de allí, y parezco el príncipe de beukelaer(dicho berkelar, que he consultado como se escribía y cualquiera reconoce a lo que me refiero) o una sota de la baraja. Todo por el módico precio de 22€, y ¡ojo!, la peluquería es de las baratitas, además ni teñirme ni leches, lavar y cortar.

En orden; llegas y pides hora (está también la modalidad telefónica), como la mía es de las pequeñas paso en el momento. Muy amables te cogen el abrigo y te enfundan en una especie de bata extraña. Te indican donde sentarte hasta que llega el momento del potro de torturas, también conocido como lavabo. Ahí el aburrimiento te lleva a leer revistas, y es cuando te enteras que los príncipes de Asturias esperan su primer hijo, y he tenido suerte, que esta es de hace sólo 6 meses. Finalmente te ponen un par de toallas encima, remetidas por el cuello de la bata. Te sientan en una silla y tienes que ser rápida, y reclinarte antes que un brazo como garfio te descoyunte. Juro que he tenido chichones al día siguiente. Comienza la tanda de preguntas, y como ya tienes automatizado el proceso, respondes que no a todo lo que te pregunten, eso o puedes volver a casa con el set; champú súper hidratante antioxidante, mascarilla nutriente vitalizante, spray reestructurante absolut repair con 83 vitaminas y acondicionador volumiser orgánico al aroma de puerro. Tras enjabonarte, aclararte, quemarte y congelarte un par de veces porque lo de controlar la temperatura debe ser harto complicado, te preguntan que si quieres acondicionador, aquí responde que sí. Eso o te harán pagar todas tus negativas anteriores a la hora de pasarte el peine, que he visto gente arando campos con menos brío, y a mujeres mucho más duras que yo, con la lagrimilla a punto de caer por los salvajes tirones de pelo. Luego dicen que cuando dos mujeres se pelean se tiran de los pelos... ¡Claro! ¿No ves que ya saben lo que duele?

De nuevo toca esperar, y te enteras que la hija de la duquesa de Alba acaba de casarse con un torero. No es que te importe mucho, pero te sirve como referente para saber el corte que desde luego no quieres que te hagan. Y claro está, que otra cosa será, lo que decida el peluquero. Vuelven a pasarte el peine, y finalmente te preguntan que cómo lo quieres. Desengáñate dará igual lo que contestes, es una pregunta tan retórica como el ¿qué tal? de tus vecinos. En junio de 1799, cuando se presentó el sistema métrico decimal, el lema fue: "Para todos los pueblos, para todos los tiempos, excepto para gallegos y peluqueros". De ahí que si pides que te corten un par de centímetros de tu larga melena, sea factible que vuelvas a casa como un pollo recién salido del huevo. Como ya sabes que protestar no sirve de nada, callas, aguantas estoicamente que vuelvan a quemarte, esta vez con el secador, pagas, y tres horas después, sales a la calle pensando qué tipo de gorro podría sentarte bien.

Tema aparte son las mechas, pero eso lo dejo para otro post.

2 Comments:

Blogger Nualak said...

Niko... ¡qué ilusión! se me ha saltado una lagrimilla y todo. Mi primer comentario chispas. Sí que llevas razón con lo de correr a volver a lavarte la cabeza después a la salida de la peluquería. Besicos!!

10:43 p. m.  
Blogger Nualak said...

Hola Sarara, no acabo de entenderte bien :( He visistado tu blog, y voy ahora mismo a postear, a ver si con la ayuda de un traductor consigo hacerme entender. En cualquier caso, gracias por tus posts!

3:57 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home