Ortografía
Hace poco compré un libro de ortografía. Quiero aclarar que eso no implica necesariamente que lo haya leído, ni siquiera que vaya a hacerlo. El libro fue barato, muy. Como la ortografía que también lo es.
En la contraportada, ésta sí que la he leído, aparece: "Un elemento básico para todos los que pretendan escribir sin faltas de ortografía.", de lo que se deduce que no todo el mundo pretende escribir sin faltas de ortografía.
Ya dijo y repitió Gabriel García Márquez, "Por eso dije y repito que debería jubilarse la ortografía. Me refiero, por supuesto, a la ortografía vigente, como una consecuencia inmediata de la humanización general de la gramática."
Quizá centrándonos en ella perdamos de vista el bosque comunicación, restándole a veces fluidez. Además la relajación de la ortografía me parece un acto democratizador de la palabra. Pese a todo soy una inmovilista, amante de las cosas inútiles, y aun más si requieren esfuerzo y mimo. Me pasa con la ortografía lo que con la película "El rostro impenetrable". Cuando supe que Marlo Brando había pasado horas y horas esperando la ola perfecta para filmar una escena, me enamoré. Ni siquiera la muy probable posibilidad, de que ese día tuviera resaca y que lo que menos le importara fuera la escena, le quita un ápice de sentimiento.
En la contraportada, ésta sí que la he leído, aparece: "Un elemento básico para todos los que pretendan escribir sin faltas de ortografía.", de lo que se deduce que no todo el mundo pretende escribir sin faltas de ortografía.
Ya dijo y repitió Gabriel García Márquez, "Por eso dije y repito que debería jubilarse la ortografía. Me refiero, por supuesto, a la ortografía vigente, como una consecuencia inmediata de la humanización general de la gramática."
Quizá centrándonos en ella perdamos de vista el bosque comunicación, restándole a veces fluidez. Además la relajación de la ortografía me parece un acto democratizador de la palabra. Pese a todo soy una inmovilista, amante de las cosas inútiles, y aun más si requieren esfuerzo y mimo. Me pasa con la ortografía lo que con la película "El rostro impenetrable". Cuando supe que Marlo Brando había pasado horas y horas esperando la ola perfecta para filmar una escena, me enamoré. Ni siquiera la muy probable posibilidad, de que ese día tuviera resaca y que lo que menos le importara fuera la escena, le quita un ápice de sentimiento.
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