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domingo, abril 23, 2006

Divinas palabras

Fui a ver "Divinas palabras" hará un mes, ¡que hay que ver cómo pasa el tiempo!, y ya ni siquiera puedo recomendarla porque se representaba del 23 de febrero al 9 de abril. El caso es que la obra me gustó, respetan bastante la obra original y tratándose de un "clásico" no es poco.

Una mujer se gana la vida pidiendo por los pueblos por los que pasa, acompañada de su hijo, quien aquejado de hidrocefalia, debe ser llevado dentro de un carretón. La mujer muere en mitad de un camino, y sus hermanos, una mujer de nombre Marica del Reino y un hombre llamado Pedro Gailo y de oficio sacristán, discuten por quien se quedará el carretón por el beneficio económico que pueden obtener. Finalmente deciden compartirlo, y los días que corresponden al sacristán, es su mujer, llamada Mari Gaila, quien pide limosna llevando al idiota de pueblo en pueblo. Una noche, Mari Gaila deja al idiota en una taberna, puesto que ella tiene una cita con un hombre llamado Séptimo Miau. En la taberna se burlan y emborrachan al pobre idiota hasta que finalmente, muere. No atreviéndose a dar la noticia a Marica del Reino y no queriendo además tener que pagar el funeral, el matrimonio, por medio de su hija Simoniña, abandona el cadáver a su puerta. Cuando es encontrado por ésta, unos cerdos le han comido la cara durante la noche. Marica del Reino lleva el cadáver a casa de su hermano y discute con él y su cuñada. Finalmente encargan a Simoniña que lleve el cadáver a la puerta de la iglesia, y pida limosna con él. Mari Gaila vuelve a quedar con su amante, siendo descubierta por gente del pueblo quienes la desnudan y pasean por el pueblo. Pedro Gailo al verlo, intenta suicidarse saltando desde lo alto de la iglesia, al no conseguirlo se dirige a la multitud y dice aquello de "El que esté libre de pecado...", pero no es hasta que dice las divinas palabras en latín cuando consigue detener al pueblo.

De entre las divinas palabras o las humanas me quedo con las últimas. Dichas, creo recordar, por Marica del Reino, que ojo al nombrecito: "Porca vida, porca miseria"